Por Dra. Mónica Toro Manríquez
Investigadora Residente del CIEP en Ecología Forestal
Los bosques nativos, a diferencia de las plantaciones de especies exóticas, dependen de diferentes mecanismos naturales para su existencia. La compresión de lo que se conoce como proceso ecológico es fundamental para vislumbrar estos mecanismos.
Algunos de ellos son la formación de flores, la dispersión de polen y la producción de semillas, los cuales están directamente relacionados con la regeneración natural de los árboles; o sea, la futura generación del bosque.
Comprender nuestro patrimonio natural se necesita, sí o sí, mirar los territorios a largo plazo, ya que, en Patagonia suelen darse años “buenos” y “no tan buenos”; o, mejor dicho, inviernos más crudos que otros, o veranos más largos que otros, y así con las otras estaciones.
Esto se conoce como variabilidad climática, y está directamente relacionado con los mencionados procesos ecológicos del bosque. Este fenómeno expone la complejidad de la ecología de los bosques nativos, ya que no basta con analizar solo gradientes de precipitación o temperatura porque las especies arbóreas suelen responder de manera particular a las condiciones climáticas.
En este contexto, la variación climática impacta significativamente en la producción de semillas, influyendo tanto en la cantidad como en la calidad; o sea, no todas las semillas que se producen llegan a ser aptas para generar un nuevo arbolito.
Las condiciones climáticas extremas, como temperaturas bajo cero en primavera o vientos fuertes, afectan la formación de flores y la producción de polen, generando semillas vacías o no viables debido a fallas en la fecundación. Entonces, un año con abundantes semillas no garantiza el éxito de una germinación y nacimiento de nuevas plantitas, pero sí que son fuente de alimentación para diferentes especies de roedores, insectos y aves; así de sabía es la naturaleza.
Ahora bien, ¿para qué sirve estos saberes? Bueno, dado que la viabilidad de las semillas se ve influenciada por la variabilidad climática, como períodos de temperaturas y precipitaciones elevadas durante la estación de crecimiento, el manejo sostenible de los bosques, o sea que se sigan regenerando en el tiempo, implica tener en cuenta los cambios del clima en las actividades de conservación o extractivas dentro del bosque; como la cosecha de madera y leña, así como el pastoreo.
Incluso, para evitar campos con bosques degradados se debe considerar la planificación de la regeneración natural en función de la producción de semillas. Una manera de hacerlo es considerar los pronósticos de años lluviosos o inviernos con mucha nieve, los cuales pueden señalar una mayor producción de semillas, lo que facilitaría el reclutamiento de nuevas plántulas en bosques manejados, degradados o en procesos de restauración.
Como científica, esta sincronía con la precipitación la he estudiado haciendo seguimiento a años de producción de semillas. En el grupo de ecología forestal de CIEP, al cual pertenezco, hemos iniciado desde 2022 con la cuantificación a largo plazo de la producción de semillas en bosques nativos, empezando por la lenga, ñire y coihue.
Los resultados de 2022 revelaron para lenga una producción promedio de 1.25 millones de semillas por hectárea, mientras que, en 2023, esta cifra disminuyó drásticamente a 0.02 millones por hectárea, con el 42% de las semillas vanas y solo el 7% viables (vivas y que podrían germinar).
Este contraste subraya la sensibilidad de los bosques a la variabilidad climática (fallas en etapas tempranas de la formación de semillas), pero no hay que alarmarse, ya vendrán años buenos.
El 2023 fue un año productivo para el ñire, con 1.82 millones de semillas por hectárea, mientras que el coihue registró 1.23 millones. Sin embargo, la viabilidad de estas semillas varía, destacando la importancia de entender las dinámicas específicas de cada especie.
Por ello, hago una llamado para que utilicemos estos saberes en las políticas relacionados con el uso y manejo del bosque nativo (ejemplo, Ley 20.283 sobre Recuperación de Bosque Nativo y Fomento Forestal), en aras de garantizar los servicios ecosistémicos que estos proveen, y la protección de los territorios naturales que tanto es requerida para las futuras generaciones.