Diversos son los cambios en el océano que están observando los científicos, producto de la presencia del fenómeno de El Niño. Lucas Glasner, investigador del Centro Científico CEAZA indica que el mar de la región de Coquimbo, normalmente se caracteriza por temperaturas frías asociadas al ascenso de aguas profundas por acción del viento -fenómeno conocido como surgencia costera- pero que últimamente las temperaturas se han registrado más cálidas de lo habitual, sugiriendo la influencia de procesos remotos como el fenómeno de El Niño.
“Localmente, la bahía de Tongoy, al estar próxima al foco de surgencia más importante del Pacífico Sur (Punta Lengua de Vaca), presenta temperaturas relativamente frías con un promedio de verano de 16°C a 10 metros de profundidad. Sin embargo, durante el mes de marzo se registraron temperaturas cercanas a 18°C, valores que no habían sido observados desde los veranos del 2016 y 2017. Estas temperaturas anómalas fueron gatilladas remotamente por la acción del fenómeno de El Niño, el cuál históricamente no sólo afecta la temperaturas, sino que también otras variables oceanográficas, como la intensidad de la surgencia costera, los niveles de nutrientes y oxígeno disuelto en las aguas”, detalla el especialista.
A lo anterior, el Dr. Orlando Astudillo, investigador y coordinador del grupo Mar de CEAZA agrega que “durante el trimestre marzo-abril-mayo, el calentamiento observado en las costas de Perú y Ecuador se mantuvo e incrementó gradualmente con respecto al trimestre anterior, registrando anomalías por sobre 5ºC entre abril y mayo. La expansión de estas anomalías cálidas hacia el Pacífico central determinaron el fin de las condiciones neutrales y el inicio de un nuevo evento El Niño a fines de mayo”.
En la actualidad, el investigador indica que las condiciones de El Niño se han mantenido y acoplado a la atmósfera, tanto en el Pacífico ecuatorial central como en la costa Este, con anomalías de temperatura del mar de 1.6 y 2.6°C, respectivamente. A nivel local, las costas del centro norte del país registran valores cercanos a 1°C por encima del promedio. También se proyecta que estas condiciones cálidas continúen durante el verano con una probabilidad superior al 95% entre los meses de diciembre 2023 a febrero 2024.
Cabe destacar que un completo análisis y monitoreo del océano es posible encontrar en el Boletín Trimestral CEAZAMar, y que busca constituirse como una herramienta de orientación y consulta para las actividades productivas y no-productivas que tienen lugar en las costas de la región de Coquimbo.
"Localmente, la bahía de Tongoy, al estar próxima al foco de surgencia más importante del Pacífico Sur (Punta Lengua de Vaca), presenta temperaturas relativamente frías, con un promedio en verano de 16°C a 10 metros de profundidad. Sin embargo, durante marzo se registraron temperaturas cercanas a 18°C, valores que no habían sido observados desde los veranos del 2016 y 2017. Estas temperaturas anómalas fueron gatilladas remotamente por la acción del fenómeno de El Niño, el cuál históricamente no sólo afecta la temperatura, sino que también otras variables oceanográficas, como la intensidad de la surgencia costera, los niveles de nutrientes y oxígeno disuelto en las aguas".
Efectos en los ecosistemas marinos
Los cambios en los patrones de circulación oceánica y temperatura del agua pueden alterar la disponibilidad de alimentos y disponibilidad de hábitats de cría para las especies marinas, lo que puede afectar la producción de actividades como la pesca y acuicultura.
El Dr. Patricio Manríquez, investigador del grupo Mar de CEAZA explica que “los moluscos como choros, ostiones, locos y crustáceos tales como jaibas y picorocos, también pueden ser afectados por las variaciones de temperatura asociadas al Niño. Pueden experimentar cambios en su desarrollo, reproducción y crecimiento debido a las fluctuaciones térmicas, lo que puede tener efectos negativos en su abundancia y productividad”.
“Durante los eventos de El Niño, las temperaturas anómalamente cálidas también pueden afectar la distribución y migración de las especies de peces (anchovetas, merluzas). Algunas especies pueden migrar buscando aguas más frías, cambiar su comportamiento de alimentación y reproducción debido a las variaciones de temperatura”, detalla Manríquez.
En relación a lo anterior, Pilar Molina, encargada de Transferencia del Conocimiento del Centro Científico CEAZA expresa que los pescadores y acuicultores de la Región “nos comentan que si bien aún no se nota el cambio de temperatura en el agua, ya está siendo más frecuentes las observaciones de especies que prefieren las masas cálidas de agua como el pez bonito (Sarda chiliensis) y la Fragata portuguesa (Physalia physalis). Además, se han registrado desoves masivos de ostiones en Tongoy”. Por último, no se descarta que sigan apareciendo especies exóticas o poco comunes en las costas de la región de Coquimbo.