La organización de conservación marina Oceana presentó ante la Comisión de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura del Senado sus propuestas para mejorar la regulación del manejo de las algas, ecosistemas claves para la vida en los océanos y que están siendo amenazados por actividades ilegales.
“Existe consenso respecto a la importancia de los bosques submarinos, tanto para los recolectores y recolectoras y buzos que se dedican a esta actividad, como para el resto de las pesquerías que necesitan de las algas para recuperarse y subsistir”, señaló el director de la campaña de pesquerías de Oceana en Chile, César Astete. “Ha habido un aumento en la presión por extraer algas debido a factores económicos, lo cual hace urgente aumentar el poder de fiscalización institucional”, agregó.
De acuerdo con datos del Registro Pesquero Artesanal que lleva el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), actualmente son casi 16 mil personas las que se dedican a la extracción de algas, transformándose en una actividad de importancia social y económica, sobre todo en la zona norte del país y especialmente en las regiones de Atacama y Coquimbo.
“Es el sustento de miles de familias en la macrozona norte del país, más de cinco mil familias viven de esta actividad, sin contar a los trabajadores y trabajadoras del transporte o de las plantas de proceso”, afirmó ante la Comisión, Nibaldo Yáñez, Director de la Coordinadora Nacional de Algueros y Algueras de Chile (CONAACH). “Es vital que las algas sean consideradas de manera especial en la ley, son nuestros bosques en el mar y, por lo tanto, tienen un tratamiento distinto a los animales bentónicos”, añadió.
Por su parte, el Presidente de la Federación de Pescadores Artesanales y Buzos Mariscadores Independientes de la III y IV Región (FEPEMACH), Leonardo Ocares enfatizó que, como trabadores que dependen del buen estado de las algas, ellos son los menos interesados en que se agoten, “por eso pensamos que se pueda extraer en aquellas zonas que tienen un plan de manejo aprobado y que se fiscalice y se haga un seguimiento de la evolución de las algas”, afirmó, agregando que “los pescadores en menos de 20 años hemos cambiado nuestra conducta de ser extractores o cazadores a manejadores o cultivadores”.
En la presentación ante la Comisión, Oceana propuso que, entre otras medidas, se regule el barreteo, técnica que consiste en arrancar el alga desde su disco basal; se dé mayor participación a las comunidades en la elaboración de las medidas de manejo del recurso; que exista más fiscalización y se fortalezca la investigación.
“Es absolutamente necesario regular el barreteo en las áreas de libre acceso. En las Áreas de Manejo y en los planes de manejo las organizaciones de pesca artesanal están haciendo un control y realizando la extracción de forma ordenada, pues entienden que de eso depende el futuro de su propio trabajo», apuntó Astete al concluir la presentación.
En la misma línea, Teresa Nilo, miembro del Comité de Manejo de Algas y dirigenta de caleta La Reina, en la región de Atacama, manifestó que es muy relevante el cuidado de los bosques submarinos. “Se hace cada vez más importante, no solo por un tema económico, sino también por la sustentabilidad, sobre todo en una época de cambio climático, por eso hay que enseñar y educar sobre el cuidado del medio ambiente”, aseveró.
"Ha habido un aumento en la presión por extraer algas debido a factores económicos, lo cual hace urgente aumentar el poder de fiscalización institucional".
Macroalgas pardas amenazadas
Existen distintos tipos de algas a lo largo del país, pero las que están siendo más afectadas por la extracción desmedida son las macroalgas pardas. Éstas son ricas en un componente utilizado por la industria cosmética, de cuidado personal y de alimentos: el alginato.
De acuerdo con la información recogida durante los trabajos de terreno, tanto las autoridades sectoriales como las organizaciones de la sociedad civil pudieron percatarse de un fuerte incremento en los precios de las algas pardas, especialmente durante los años 2021 y 2022, lo que conllevó a una creciente actividad ilegal en la extracción de estos recursos que terminó afectando a los recolectores, recolectoras y buzos, generando incluso problemas de seguridad en algunas caletas.
Finalmente, desde la organización de conservación marina explicaron también que las macroalgas pardas son ecosistemas muy sensibles a las condiciones ambientales, ya sea por impactos asociados al cambio climático o a eventos como El Niño, lo que genera cambios en la estructura de los bosques, alterando sus densidades y coberturas de las praderas. En este contexto, explicaron, resulta relevante generar y mejorar las medidas de manejo pesquero que existen para las algas pardas, sobre todo considerando que hoy, en pleno desarrollo de El Niño, la capacidad de recuperación de los bosques se ve aún más limitada, con las implicancias ecológicas y económicas que esto tiene.
"Es vital que las algas sean consideradas de manera especial en la ley, son nuestros bosques en el mar y, por lo tanto, tienen un tratamiento distinto a los animales bentónicos".